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Nuestra Estructura

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Nuestra Filosofía

Lo que nos mueve por dentro

Misión

Promover los principios, valores y marcos de acción para regular y proteger el ejercicio profesional de la Ingeniería Civil y de sus agremiados, en procura de contribuir al progreso y bienestar de la sociedad y del país, a través de la participación en la planificación y la generación de propuestas sobre los asuntos relevantes en el campo de la Ingeniería Civil.

Visión

Ser una institución moderna, dinámica y participativa que, activamente, intervenga e influya en los temas de interés nacional.

Ser representante de los Ingenieros Civiles ante la sociedad hondureña, vigilando y defendiendo los intereses legítimos de sus agremiados

Historia del CICH

El Colegio de Ingenieros Civiles de Honduras (CICH) surge al inicio como una SOCIEDAD HONDUREÑA DE INGENIEROS, que, junto con la SOCIEDAD DE HONDURAS DE ARQUITECTOS, y a iniciativa de la primera, acordaron celebrar el Primer Congreso de Ingenieros y Arquitectos de Honduras.

El evento se llevó a cabo en la Ciudad de Comayagua el 19 de agosto de 1951, y dentro de sus resoluciones, fue aprobado, según ponencia presentada por el Ingeniero RUBEN CLARE VEGA, lo siguiente:

  1. Declarar constituido provisionalmente el Colegio de Ingenieros y Arquitectos.
  2. Organizar sociedades locales de ingenieros y arquitectos en los lugares donde haya los indispensables profesionales de este ramo.
  3. Elevar al Poder Ejecutivo una solicitud para que emita los Estudios y Reglamentos necesarios a la creación del Colegio de Ingenieros y Arquitectos de Honduras.
  4. Que la Sociedad Hondureña de Ingenieros se encargue de elaborar los Estatutos y Reglamentos del Colegio Profesional para ser sometidos al conocimiento y la resolución del próximo Congreso de Ingenieros y Arquitectos de la República.

En el año de 1962, el Honorable Congreso Nacional emitió el Decreto No. 73, mediante el cual creó la «Ley de Colegiación Profesional Obligatoria»; Ley de la que se originan todos los Colegios Profesionales existentes. Más tarde, y con la destacada participación de los Ingenieros: Francisco Prats Vives y Miguel Ángel Rivera Bermudes (Q.D.D.G.) y el Arquitecto Francisco Maradiaga (Q.D.D.G.), se elaboró la Ley Orgánica del Colegio de Ingenieros Civiles de Honduras, habiéndose obtenido su aprobación por Decreto No. 30 del Jefe de Estado, el 28 de febrero de 1964.

Es así como el 16 de agosto de 1964 se fundó el Colegio de Ingenieros Civiles de Honduras – cuyas siglas son C.I.C.H. – con 192 miembros,

Es así como el 16 de agosto de 1964 se fundó el Colegio de Ingenieros Civiles de Honduras – cuyas siglas son C.I.C.H. – con 192 miembros, recogiendo en su seno todas las disciplinas de la Ingeniería y a los Arquitectos; destacándose como una institución sin ánimo de lucro, encargada de regular y proteger el ejercicio de la Ingeniería en Honduras, con una ley de orden público y por consiguiente de observancia general y obligatoria en Honduras.

Su primer presidente fue el Ing. José Dalmiro Caballero.

En el año de 1979, los Ingenieros Mecánicos, Eléctricos, Químicos y los Arquitectos, fundaron sus propios Organismos, lo que provocó que en ese mismo año se llevara a cabo la Penúltima reforma de la Ley Orgánica del CICH, quedando organizados sólo los ingenieros civiles.

En 1987 la Ley Orgánica fue nuevamente reformada con motivo de la creación del Comité Intercolegial de Registro y Clasificación de Empresas (CIRCE).

Nuestro Credo

En lo que creemos

Soy Ingeniero y me siento orgulloso de serlo.

A la profesión debo solemnes obligaciones que anhelo cumplir.

En el ejercicio de mi carrera participaré únicamente en obras honradas.

A todo aquel que utilice mis conocimientos serviré con la mayor lealtad y devoción.

Cuando las circunstancias lo requieran, ofreceré sin reserva mis servicios y experiencia por el bien del público.

La posesión de actitudes especiales impone el deber de ponerlas al servicio de la humanidad y yo anhelo gustoso ese deber.

Celoso del buen nombre de mi profesión, me esforzaré por defender los intereses y la buena reputación de todo ingeniero que lo merezca; pero si el deber me lo exige, no vacilaré en exponer cualquier acto injusto de quien se haya hecho indigno de pertenecer a la profesión.

Desde la edad de piedra, el progreso de la humanidad ha dependido, de mis antecesores profesionales. Por sus esfuerzos ha podido beneficiarse el ser humano de los vastos recursos naturales y del poderío de la naturaleza, así como

también, a estos esfuerzos, se debe el aprovechamiento práctico de los principios de la ciencia y las revelaciones de la tecnología.

Mi labor sería limitada si no fuese por el patrimonio de experiencia acumulada a través de los siglos.

Me consagraré a diseminar los conocimientos de la ingeniería y en particular a instruir a los miembros jóvenes de mi profesión con la ciencia, en el arte y en sus tradiciones a mis colegas prometo, así como lo exijo, honradez y equidad, tolerancia, respeto y devoción, en consonancia con las normas y la dignidad de nuestra profesión y siempre consiente de la sagrada obligación de servir al género humano con toda sinceridad.

A mi patria le ofrezco solemnemente mis conocimientos de ingeniería en la defensa de su Soberanía e Integridad territorial para que prevalezca la fuerza del derecho contra el derecho de la fuerza.

Camilo Gómez y Gómez

Ingeniero Civil Hondureño